Por: Daniel Céspedes

Simple Solutions

Recientemente, durante una reunión familiar, un pariente compartió su estrategia para economizar en el hogar: visitar múltiples supermercados, casi todos los días, adquiriendo los productos con descuento según la categoría de productos. Por ejemplo, los martes compra las frutas y verduras en un lugar con el 30% de descuento, los viernes compra la carne en otro con el 25%, etc. Es innegable que esta táctica genera ahorros, pero se puede estar pasando por alto el costo de oportunidad de esta decisión.

El costo de oportunidad se refiere al valor de la alternativa más beneficiosa a la que renunciamos al tomar una decisión. En otras palabras, representa los beneficios que podríamos haber obtenido si hubiéramos optado por una alternativa distinta.

La decisión de perseguir descuentos de un lado a otro trae consigo un costo de oportunidad importante pues el tiempo que ocupa esta actividad se hubiera podido emplear en actividades más gratificantes, como hacer ejercicio, leer, ver Netflix, meditar, compartir tiempo con la familia y amigos, entre muchas otras.

Esta situación no es exclusiva de las finanzas del hogar. Con frecuencia, en un esfuerzo por reducir costos unitarios, las organizaciones destinan capital de trabajo, espacio de almacenamiento y capacidad productiva a la compra, producción o distribución de productos que no se necesitan en el futuro inmediato, por consideraciones de eficiencia. El error radica en no contemplar que esta elección conlleva un costo de oportunidad significativo, pues esos recursos no se podrán emplear en otras alternativas que podrían ser más prioritarias o rentables.

Por ejemplo, cuando una planta de producción establece lotes mínimos de producción grandes, está incurriendo en un costo de oportunidad, pues la capacidad y la materia prima utilizada ya no se podrá usar para nada más. Del mismo modo, cuando el departamento de abastecimiento compra inventarios en volumen para ganarse descuentos, utiliza capital de trabajo que podría necesitarse para futuras compras, para pagar las deudas de la empresa o que bien podría invertirse con un retorno mayor al descuento que motivó la compra.

La solución radica en hacer un análisis más completo de nuestras acciones, tanto en nuestras decisiones personales como en las empresariales. Cuando estés evaluando el costo de una decisión no se te olvide incluir el costo de oportunidad. En muchas ocasiones es, de lejos, el costo más representativo e ignorado. Este importante concepto nos recuerda que nuestros recursos son limitados, y debemos emplearlos con inteligencia.

Para tomar decisiones más acertadas, existen metodologías como la Teoría de Restricciones (TOC) y Demand Driven MRP (DDMRP), que proporcionan las herramientas necesarias para considerar el costo de oportunidad en nuestras decisiones. Si deseas obtener más información, no dudes en escribirnos a contactenos@simplesolutions.com.co.