Por: Alejandro Céspedes

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Hace tres años que empecé a jugar tenis, sin mucho análisis, opté por golpear el revés a una mano. Sin embargo, recientemente decidí cambiar el revés a dos manos, una decisión poco común, sobre todo en personas de mi edad. Cuando le compartí la noticia a mi entrenador, me preguntó por qué quería cambiar el golpe a estas alturas, teniendo en cuenta que estaba teniendo un buen desempeño con mi estilo de juego actual y que ya había invertido mucho tiempo en mejorar mi revés. Le respondí con otra pregunta: “Si hoy fuera mi primera clase de tenis, ¿qué revés me recomendarías?” Sin vacilación alguna, respondió “revés a dos manos.”

La resistencia de mi entrenador a este cambio es la clara materialización de la “falacia de los costos hundidos”, concepto que hace parte de la economía conductual y que se refiere al error de aferrarse a decisiones pasadas solo por el tiempo, dinero o esfuerzo invertido en ellas, cuando en realidad lo que importa es el impacto de nuestras decisiones a futuro.

El aspecto más débil de mi juego es el revés, y después de analizar los pros y los contras de los dos estilos del golpe, decidí hacer el cambio. Las incontables horas que invertí en la cancha haciendo ejercicios, leyendo material y viendo tutoriales en Youtube sobre revés a una mano, son irrelevantes en la decisión. Como dijo Mandela, “olvida el pasado”; si el revés a dos manos me va a ayudar a tener un juego más consistente y un mejor desempeño en el mediano plazo, eso es lo único que importa.

Esta experiencia va más allá de las canchas de tenis pues refleja cómo las empresas a menudo se ven atrapadas en la misma trampa cuando persisten con estrategias o metodologías obsoletas por el simple hecho de que han invertido fuertemente en ellas. Este sesgo ocasiona que las empresas desaprovechen las muchas oportunidades que surgirían si exploraran nuevas direcciones.

Por ejemplo, hay organizaciones que continúan comprando y produciendo con base en pronósticos que nunca se cumplen, y siguen usando el MRP y los módulos del ERP para hacer la planeación, en vez de implementar otras metodologías que se ajusten mejor al entorno actual. Aunque reconocen que su modo de operación no es el adecuado y que es la causa de los altos inventarios, los problemas de disponibilidad y los sobrecostos que los aquejan, prefieren seguir cavando el hoyo más profundo porque no toleran “perder” el tiempo y el dinero que emplearon en implementar el ERP y el proceso de planeación, cuando la realidad es que todo el tiempo y dinero que invirtieron en la implementación es un costo hundido que no es relevante.

Existen otras compañías, que, por el contrario, han tenido la valentía de reconocer que lo que hacen no es lo correcto y que el pasado no define el futuro. Con estas empresas hemos implementado nuestro modelo de planeación basado en conceptos de la Teoría de Restricciones, Demand Driven MRP (DDMRP) y Sales & Operations Planning (S&OP), soportado en nuestro software Focuss SCM (en nuestra página web puedes conocer a algunos de ellos). No es una decisión fácil de tomar, pues es inevitable sentir que este cambio pone en relieve que nos equivocamos en el pasado. Sin embargo, las empresas que lo logran, se abren paso a un océano azul de nuevas posibilidades.

¿Por qué no aprovechar la llegada del nuevo año para introducir cambios significativos en tu organización? Si estás dispuesto a desafiar lo convencional y mejorar tu desempeño, ¡escríbenos! Permítenos mostrarte cómo podemos potenciar el rendimiento de tu organización mediante enfoques innovadores, y no permitas que la falacia de los costos hundidos frene tus iniciativas de mejora en 2024. ¿Qué estás esperando?