Por: Simple Solutions

La frase de Eliyahu Goldratt, “Toda mejora implica un cambio, pero no todo cambio significa una mejora” describe perfectamente la paradoja del actual gobierno, y es quizás, la razón por la cual el descontento con el presidente ha llegado a los estadios de fútbol, donde cada vez es más común escuchar a los hinchas corear “¡Fuera Petro, fuera Petro!” desde las tribunas.

Gustavo Petro se vendió como el candidato del cambio, pero nada cambió: las acusaciones sobre la financiación ilegal de su campaña presidencial, los escándalos de corrupción, de clientelismo, etc., son las mismas prácticas que han plagado a administraciones anteriores y que tanto criticó el presidente cuando era congresista. Pero al mismo tiempo, el gobierno está decidido a cambiarlo todo, en lugar de construir sobre las bases existentes y corregir lo que no funciona.

Este enfoque radical puede tener consecuencias perjudiciales, que es lo que muchos le advierten al gobierno sobre varias de sus reformas propuestas. Sin duda el país necesita mejoras, pero esto no significa una completa reinvención. El cambio por sí solo no siempre es positivo pues en algunos casos puede empeorar la situación que pretende corregir.

Para asegurar un cambio efectivo, la Teoría de Restricciones propone responder tres preguntas: ¿Qué cambiar? ¿Hacia qué Cambiar? y ¿Cómo inducir el cambio? La primera pregunta nos obliga a identificar la causa raíz de los problemas que queremos corregir. La segunda nos enfoca en cómo corregir la causa raíz y en diseñar una solución apropiada. Y la tercera pregunta nos lleva a construir un plan de implementación para hacer que la solución sea una realidad.

En cualquier sistema, sea una empresa o un país, hay miles de cosas susceptibles de cambiar, pero esto no significa que debamos cambiarlo todo. Además de que no hay dinero ni tiempo, no tiene sentido hacerlo porque muchos de estos cambios abordan síntomas y no causas, y se corre el riesgo de que los cambios ocasionen problemas no previstos.

Por esta razón, en la política y en la industria debemos hacer análisis más profundos para identificar las restricciones del sistema y actuar sobre ellas. Corregir síntomas sin atacar la causa suena atractivo, pero es un desperdicio de tiempo y dinero. Es como querer corregir un problema de excesos de inventario con promociones. Al no abordar la causa que originó el exceso, en cuestión de meses los excesos reaparecerán.

Seguir haciendo lo mismo de siempre tampoco es una opción, pues como decía Einstein, “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. Cambiar es, sin duda, muy importante. Cambio sí, pero, no de cualquier manera.

Si quieres saber las respuestas a las tres preguntas del cambio en tu organización, envíanos un mensaje y programemos una reunión de estrategia, sin ningún costo.