Por: Alejandro Céspedes

Simple Solutions

Nicolás, un buen amigo, solía bromear diciendo que el secreto de un matrimonio feliz radicaba en tener un lavaplatos automático, y estoy completamente de acuerdo. Recuerdo el día en que mi esposa y yo fuimos a comprar el nuestro, y que el vendedor nos sugirió comprar un lavaplatos de gran capacidad. Argumentó que, al lavar más piezas a la vez, optimizaríamos el consumo de agua, jabón y energía, y contribuir al cuidado del medio ambiente.

Mi perspectiva era diferente. Un lavaplatos con muchas piezas impondría esperas largas mientras se acumula suficiente loza sucia para llenarlo, por lo cual decidimos adquirir un lavaplatos pequeño, pensando en alcanzar más flujo. Nicolás había comprado uno grande y cuando le expliqué el porqué de mi decisión, me confirmó que por el gran tamaño de su lavaplatos, tuvo que comprar más vajilla para tener platos y vasos limpios mientras lo llenaban, y que aun así, a veces optaba por usar productos desechables o lavar a mano, para no tener que esperar tanto tiempo para la siguiente lavada. Le pregunté si no sería más fácil usar el lavaplatos sin la carga completa, pero me respondió que así salía muy costoso.

En parte, tiene razón. Lavar con el lavaplatos medio lleno aumentará el costo de los servicios públicos debido al mayor número de lavadas durante el mes. Sin embargo, debemos considerar también el costo de las consecuencias de esta decisión, como la compra de más vajilla, la compra de productos desechables, y el tiempo invertido más la incomodidad de tener que lavar a mano.

Ahora, es importante tener en cuenta que el costo de un ciclo de lavado es el mismo, sin importar el número de piezas que se laven. Puede parecer más costoso unitariamente prender el lavaplatos sin estar lleno porque el costo se distribuye en menos unidades, pero el consumo de agua, jabón y energía es exactamente el mismo.

En empresas con procesos por lotes grandes, como operaciones de secado, lavado, teñido, etc. pasa lo mismo. La decisión de solo activar las máquinas cuando se completa el lote mínimo, con la intención de reducir el costo del producto, termina afectando el servicio al cliente por los tiempos de espera que se presentan mientras llegan pedidos suficientes que “justifiquen” iniciar el proceso. Esta decisión también incrementa los inventarios, pues en ocasiones las empresas no tienen más remedio que llenar la máquina con inventario que no se necesita en el corto plazo, ocupando espacio y capital de trabajo.

Si queremos ser más rápidos y cumplidos, es crucial que reconozcamos las distorsiones que genera la asignación de costos a los productos y que busquemos alternativas para reducir el tamaño del lote y así aumentar el flujo. Si el proceso técnicamente necesita la carga completa para garantizar la calidad del producto, se puede contemplar utilizar producto defectuoso para llenar la carga faltante, y así disminuir los tiempos de cola. Si el proceso se puede realizar con cargas parciales, a veces es mejor hacer esto, así en el papel el costo unitario sea mayor. A fin de cuentas, la cantidad de ciclos de la máquina no varía mucho de un mes a otro, por lo cual la decisión de llenar la máquina o no, en realidad no va a impactar los costos de operación de forma significativa.

Recuerdo el caso de una inmunizadora de madera que asesoramos hace algunos años. La compañía vendía entre 50 y 60 metros a la semana, pero tenía un horno de 100 mts3, que, por restricciones técnicas, solo podía comenzar el proceso de siete días de secado, cuando estaba lleno. Esto causaba que a veces el horno se quedara apagado mientras se lograba completar su carga con más inventario. La solución fue dividir el horno en dos más pequeños de 45 mts3, lo cual les proporcionó flexibilidad para reaccionar más rápido a la demanda, produciendo solo lo necesario. Lo paradójico del asunto es que, en el papel, el costo unitario aumentó, pero la empresa, gracias a la liberación de capital de trabajo por el menor inventario y el impacto en ventas por la mayor velocidad en las entregas y mayor disponibilidad, incrementó la rentabilidad del negocio de forma importante.

El flujo, el cual se define como la velocidad a la que se convierte materia prima en producto terminado requerido por el mercado, es el indicador más importante en la operación de cualquier empresa. En lugar de enfocarnos en eficiencias y costos unitarios, debemos centrarnos en la flexibilidad y velocidad de respuesta. Por esta razón, asegúrate siempre de diseñar tu operación alrededor del flujo. Evita comprar maquinaria diseñada para grandes volúmenes, si el mercado actual demanda pocas cantidades, más variedad y menores tiempos de entrega. Si tu proceso está diseñado para volumen, pero tu mercado va en otra dirección, vas a tener grandes dificultades para programar efectivamente la producción.

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